D. Eugenio Estévez Molina

(A título póstumo)

Proviene de una saga de luchadores, es hijo del luchador Manuel Estévez y nieto de Antonio Estévez, el mítico “Pollo de Reina”, destacadísimo luchador del Bando Norte de Gran Canaria de principios del pasado s. XX. Sus hermanos (Javier y Antonio) también lo fueron.

Se inició con ocho o nueve años jugando en el Barranco de Guía, así como en el terrero de lucha de la OJE de la misma localidad junto a Juan Serrano, Pedro Abreu y su hermano Javier, todos bajo las enseñanzas de Ramón Jiménez, luchadores que a la postre se convertirían en fundadores del equipo de lucha Ramón Jiménez de Guía.

Desde juveniles ya comenzó a destacar y no hay mejor prueba de ello que su elección para formar parte de la primera selección de juveniles de Gran Canaria.

Después de sus inicios en Guía ficha por el Kruger de Gáldar y allí evoluciona como luchador compartiendo vestuario con otros destacados luchadores como “El Sucuruco”, “Los Molina”, Juan Bolaños o el “Pollo de Rojas”.

Pese a estar fichado por el Kruger va a Arucas reforzando al equipo Ramón Jiménez a mediados de la década de los sesenta. Por aquél entonces era el entrenador de Los Guanches el mítico Pepito Araña “Pollo de Arucas” y pese a que en un principio no albergaban grandes esperanzas, dada su envergadura y corta edad, demostró al menos en ocho ocasiones, las suficientes dotes para proporcionar la victoria a Los Guanches. Tras esto, se convertiría en el refuerzo que el equipo necesitaba, volviendo a repetir una excelente actuación frente al Rumbo en el Trapiche, pasando a los pocos meses a engrosar oficialmente las filas de Los Guanches de Arucas. Eugenio Estévez se convirtió así en el primer puntal destacado con el que contaban los aruquenses después de mucho tiempo.

Y no defraudó como puntal, porque muchas fueron las ocasiones en las que gracias a su actuación se consiguió la ansiada victoria o una decorosa derrota. Y muchas fueron las ocasiones en las que tenía que dar en la arena con un buen número de rivales, contándose incluso alguna luchada en la que dio en la arena con todo el equipo contrario, hecho éste del que muy pocos luchadores pueden presumir y que demuestra el saber luchar y la extraordinaria preparación física a la que se sometía este luchador de poco más de 70 kilos.

Finalizado el servicio militar se incorpora nuevamente a la disciplina de Los Guanches de Arucas, formando parte de un equipo que durante una década se erigió en líder indiscutible de la lucha canaria en Gran Canaria, quedando numerosas veces campeones invictos y conquistando los trofeos más preciados de la época, desde el Can de Plata del Cabildo Insular de Gran Canaria, pasando por los diferentes campeonatos insulares y regionales, así como un Campeonato de España.

Diversas lesiones le obligaron a abandonar la práctica activa de la lucha canaria pero a la que siguió vinculado como de entrenador y mandador.