Guía celebra los cien años de Manuel González Sosa, el poeta secreto.

Hombre soy, tierra en pena levantada

oscuramente hasta el nivel del sueño.

Manuel González Sosa es uno de los más grandes poetas de Canarias del siglo XX. Autor de culto, admirado y estimado por muchos, fue considerado el poeta secreto de la posguerra española al ser, en palabras de Antonio G. González, “un autor poco publicado y aún menos difundido”. Dijo de sí mismo que no era un poeta sino un entusiasta de la poesía, “aunque de vez en cuando hago poemas”, en una declaración tácita de su innata modestia y timidez.

AQUÍ latió la sangre y se fue trasvasando.

Día a día ardió el sueño como hoguera secreta.

 

Nacido en Guía de Gran Canaria en 1921, en una sencilla casa situada en la actual calle José Samsó Henríquez, entonces calle de Herreras, tuvo una infancia que siempre recordó como “luminosa y amable”. Siendo aún niño, organizó con sus amigos un club que contó con su propia biblioteca gracias a adquisiciones propias y donaciones ajenas como la realizada por Don José de Aguilar Martín, guiense que había sido presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria entre 1924-1926, quien les donó un ejemplar de la primera edición de Las Rosas de Hércules, de Tomás Morales.

Si pudiera atinar con el camino

que lleva a la plazuela de mi infancia…

Durante la II República, y gracias a la mediación del guiense Miguel Santiago, se creó en Guía la primera biblioteca municipal. En aquellas salas llenas de libros se nutrió el joven guiense de lecturas que perfilaron aún más su incorregible pasión por la literatura. A su amor por los libros sumó en su juventud la avidez y goce del contacto con la naturaleza.

El paisaje de la infancia y juventud del poeta fue de un verdor absoluto. Todo en derredor de su Guía natal eran ordenados, escalonados y fértiles platanares. Entre los cultivos sobresalía, en el naciente de la ciudad, el Jardín de la Marquesa, vergel que crecía humilde, recoleto, a las faldas de La Montañeta. El jardín contaba con un pequeño pabellón, setos y una hilera de altos cipreses. Manuel González Sosa, atraído por la belleza de un ciprés que allí descollaba, compuso uno de sus más hermosos y reveladores poemas: “Tú me hiciste poeta, ala de piedra./ El agua en mi interior yo la llevaba,/ pero tu filo se clavó en la roca, / y afloró el manantial por la honda herida.”

Siendo Manuel González Sosa niño, su abuelo, José Sosa Suárez, lo subía a su regazo para oír juntos el tictac de un reloj de bolsillo que había traído de Cuba.

Cuando su abuelo muere, pasado el entierro, el poeta regresa al cementerio con ese recuerdo aún presente. Allí, y mientras ronda la tumba de su abuelo, profundamente afligido, presta atención al silencio con la esperanza de oír algún sonido, alguna señal que evidencie la prolongación de la vida más allá de la muerte.

Esta experiencia lleva a nuestro joven poeta a escribir, según la crítica, uno de los sonetos más conmovedores de la literatura canaria: “(...) No he de pedirte/ entero tu secreto: si es desierto,/ o mar, o senda, o cima, o bosque umbrío/ lo que se ve después. Quiero sentirte/ para saber si ahí se está despierto//”.

González Sosa comenzó a publicar poemas en la prensa a partir de 1937. Entre 1942 y 1945 realizó el servicio militar en Fuerteventura, hecho capital en su escritura, y en 1946 se traslada de Guía a Las Palmas de Gran Canaria al comenzar a trabajar en el entonces Banco de Bilbao, ocupación que mantuvo hasta 1981, año de su jubilación.

¡Qué corta la mar, si fuera

mi pensamiento velero!

Para Andrés Sánchez Robayna, que prologa la antología de nuestro poeta A pesar de los vientos, Manuel González Sosa fue un símbolo de la cultura canaria y un hombre comprometido que desarrolló durante muchos años una extraordinaria labor de animación cultural, centrada en el estudio y la difusión de la creación poética en las islas.

Manuel González Sosa falleció en Las Palmas de Gran Canaria en octubre de 2011, a la edad de 89 años.

Ahora soy fuego, pero ya domado

Su ciudad natal se suma a las celebraciones que se preparan para festejar el centenario de su nacimiento. El ayuntamiento de Santa María de Guía de Gran Canaria ha programado una serie de actividades en homenaje del poeta entre las que destacan una exposición urbana, conferencias, talleres de poesía, la colocación de fragmentos de sus poemas en los balcones del casco histórico de Guía, la reedición de su poesía completa, la presentación inédita de un libro sobre su vida y una obra de teatro con el poeta como personaje principal.

Árboles, muros, rostros, cuantas cosas

faltan de este paisaje, están, cabales,

vivas, en mi recuerdo. Y más hermosas.

Esta es una magnífica oportunidad para acercarse a este gran y desconocido poeta canario.